[evento] ■「 Nieve en verano」{Lars Fitzgerald}

Estaba cabeza abajo en el sofá, con las piernas apoyadas en el respaldo y la cabeza medio colgando del asiento. Mirando fijamente con sus ojos felinos como Barb trabajaba en la mesa con unas armas o algo así. Quieto como una estatua y con las manos en los bolsillos, tan solo podía percibirse que no era mera decoración porque de tanto en tanto parpadea lentamente o se removía un poquito para acomodarse más aún. Comenzó a paladear un poco al notar un sabor extraño en la boca, arrugando un poco la nariz. Debía de ser que se le repetía algo que había comido, pero le daba pereza ponerse a pensar el qué, así que simplemente bostezó, acompañado de esta sensación, llegó otra. La de empezar a desvanecerse, se le nublaba la vista y le pesaban los ojos, pero tampoco hizo mucho esfuerzo por quejarse o intentar evitarlo, pues lo relacionó con una sensación de sueño, pero muy exagerada por lo que en vista de que no tenía nada mejor que hacer, se abandonó a ello hasta que perdió el conocimiento.

Cuando volvió a abrir los ojos, se encontró debajo de algo que parecía nieve, escarbó hasta asomar la cabeza y mirar a su alrededor. Se encontraba en una extraña ciudad que no reconocía, pero que al parecer estaba abandonada. Lars parpadeó lentamente un par de veces ¿A caso Barb había cumpido su amenaza de echarlo de casa por vago? El rubio torció un poco el gesto, tras esto se quedó donde estaba enroscado de nuevo y se durmió otra vez. Ser transportado era realmente agotador.

Tal vez fueron un par de minutos, o puede que un par de horas, nunca se sabrá. Pero, cuando Lars despertó, esta vez si que salió del todo de debajo del montón de nieve. Con cautela se puso en pie y dió un par de pasos mirando a su alrededor.

—¡Baaaaaaaaaarb! ¡Tengo hambre! ¡Dame de comer!— se quejó, o más bien la llamó pues no iba a admitir que se sentía confundido al no verla alrededor. Miró de nuevo a todas partes, pero no había nadie—¿Barb..?—preguntó casi en un susurro, para estar quieto y en silencio unos instantes más, luego frunció los labios y se aventuró con cautela en la ciudad. Si no estaba, iba a ir a buscarla y luego tendría que llevarlo en brazos a casa, ¡Nadie le obligaba a esforzarse tanto!

Caminó sin rumbo durante largo rato, manteniendose silencioso y observando cada rincón de aquella ciudad fantasma con cautela. No había tomado ninguno de los hierros, pues realmente no pensaba que le fuera a servir de nada cargar con algo tan pesado, confiaba en que si había algún contratiempo, Lars era lo bastante rapido y agil para escapar airoso. Finalmente detuvo su paso al contemplar unas pisadas, se las quedó mirando ladeando un poco la cabeza con curiosidad ¿No estaba solo?